De acuerdo con el informe, que es de carácter preliminar, más del 25% de los y las profesionales consultados aseguran presentar síntomas depresivos de moderados a severos. Indicador llega a un 43% al tratarse de personal técnico.
Hablamos de la cuarta entrega de “El impacto de la pandemia COVID-19, en la salud mental de los trabajadores en los servicios de salud”. Avance de un documento colaborativo que realizan investigadores de 30 países y que busca no sólo evaluar las repercusiones de la pandemia, sino determinar caminos de acción para enfrentarlas.
En esta oportunidad, el estudio pone énfasis en las condiciones laborales que enfrentan cada día, los funcionarios y funcionarias de la salud en una red altamente exigida y con importantes niveles de estrés. Situación que tempranamente pusieron en alerta la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“En los primeros informes vimos la gran cantidad de profesionales que estaban en riesgo de tener un trastorno de ansiedad y depresión, bastante en línea con los resultados en otros países o incluso en anteriores pandemias, esencialmente en países asiáticos”, comenta el Dr. Jorge Ramírez, coordinador del equipo chileno de la investigación y presidente del Capítulo Médico del SAMU Metropolitano.
Así la investigación, que se realizó entre el 12 de mayo y el 2 de julio del 2020, arrojando 954 encuestas respondidas, determinó que un 26% de los profesionales clínicos y no clínicos presentan síntomas moderados a severos de depresión. Un indicador que aumenta a 42.9% entre el personal no profesional como auxiliares y técnicos en enfermería, entre otros.
Además, se señala que a nivel institucional más del 75% de los consultados cree que las medidas de protección adoptadas por parte de sus jefaturas han sido insuficientes.
En tal sentido, Jorge Ramírez, quien además es académico de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile asegura: “Parece de perogrullo, pero hay varias cosas que se pueden realizar que tienen sustento en la literatura y que además resultan costo-efectivas. Se invierte dinero, tiene un costo, pero el retorno que tiene en la salud de los trabajadores y eso proyectado en una mejor atención para la población es mucho mayor. Los trabajadores de la salud requieren condiciones adecuadas”.
Para el Dr. Gonzalo Cuadra, integrante de la Comisión de Salud Mental del Colegio Médico y uno de los redactores del estudio, el análisis apunta a la línea correcta: “Hoy puede que las autoridades consideren que dedicar 1 hora a proteger la salud mental no valga de pena. Pero cuando tomamos en cuenta el impacto que tiene la pandemia en la salud mental del personal – y en algo tan concreto como el aumento de las licencias médicas – quizás debería pensarlo dos veces”.
«Se han hecho cosas, pero no lo suficiente. Se han adoptado medidas, pero han apuntado fundamentalmente a un nivel más individual» concluyó el especialista.
Otros factores que inciden en el deterioro de la salud mental según los resultados preliminares del estudio, es la alta cantidad de horas trabajadas y los cambios de funciones durante la pandemia, siendo en este punto, el grupo femenino el más afectado.
Si quieres conocer más sobre la materia, puedes escuchar la participación de Dr. Gonzalo Cuadra en una reciente edición de Podcast Colmed Santiago.