Fueron 12 meses de preparación. Un año de arduo trabajo, estudio y coordinación en el que un grupo multidisciplinario de profesionales se unió para alcanzar un objetivo en común: brindarles a Diana y Diaveline, hermanas siamesas unidas por la pelvis, una nueva oportunidad de vida.

Es la madrugada del 13 de octubre. Jenifer, inmigrante haitiano residente en la comuna de Lo Espejo, sale de madrugada desde su hogar. “Me siento muy nervioso, porque hace mucho estaba esperando este día”, comentó ante las cámaras de Televisión Nacional de Chile.

Su esposa Ivline lo espera a pocos kilómetros. Ambos no sólo comparten nacionalidad y una historia en común. El destino los llevó a comenzar una nueva vida juntos, en un país ajeno, con costumbres y clima distintos al que estaban acostumbrados. Lejos, muy lejos de la tierra que los vio nacer.

El punto de encuentro es el Hospital Dr. Exequiel González Cortés, el emblemático establecimiento pediátrico emplazado en la comuna de San Miguel. Esa noche y madrugada Ivline tampoco pudo dormir. En pocas horas las hijas de la pareja, de algo más de 1 año de vida, serán sometidas a una compleja intervención quirúrgica. De aquellas que no se ven muy a menudo y que concitan especial atención pública. 

Las pequeñas Diana y Diaveline, hermanas siamesas unidas por la pelvis son preparadas para entrar a pabellón.

Los primeros días de vida

“Las Didi”, como cariñosamente fueron bautizadas por el equipo tratante nacieron el 4 de septiembre del año 2020 en el Hospital Barros Luco. Fue un embarazo complejo, de 32 semanas. En un país, además, que vivía sus días más oscuros de pandemia. Con cuarentenas efectivas, colapso en las salas de urgencias y aún sin un programa de vacunación a la vista.

Fue durante el parto cuando se confirmaron los peores pronósticos. Hasta aquel instante, aún se barajaba la opción que las hermanas pudieran nacer separadas. Incluso antecedentes de gemelos, en el historial familiar de la madre, alimentaban esa posibilidad.  

Finalmente aquello no ocurrió.

Diana y Diaveline nacieron unidas por la pelvis a las 11.48 de la mañana. Siamesas Isquiópagas, como se le conoce técnicamente. Cada una de ellas – por fortuna –  con sus propios pulmones, hígado y corazón. Una condición única en el mundo, que alertó de inmediato a la comunidad científica nacional.

“Estuvimos planificando la cirugía punto por punto, minuto a minuto, segundo a segundo”, comenta al teléfono el doctor Miguel Guelfand, médico y coordinador del grupo quirúrgico, que tomó la compleja tarea de liderar tamaño desafío.

Lo primero fue la conformación del equipo tratante. Más de 60 profesionales, divididos en 5 equipos: cirugía, plástica, traumatología, urología y anestesia; nada podía quedar al azar, se debían cubrir todos los flancos posibles.

Al mes y medio de vida, el Hospital Exequiel González Cortés recibió a las recién nacidas con tranquilidad y discreción, una tónica durante toda su estadía. “Se manejó de forma súper respetuosa y de bajo perfil. Se prefirió la tranquilidad de las niñas”, comenta Guelfand.

Fue así como desde el corazón de la salud pública nacional, se comenzó a preparar una gesta que recién vería sus primeros resultados 12 meses más adelante.

El camino para la compleja cirugía, comenzaba a tomar forma.

Un equipo preparado, clave fundamental

La doctora Ana María Donoso, anestesista y encargada de organizar la cirugía, comenta con entusiasmo el proceso. En especial la etapa de simulación, de la cual ella estuvo a cargo.

Así es. Proceso de simulación.

“El desafío de hacer simulación clínica en un Hospital Público fue súper interesante para todo el equipo médico”, reflexiona Donoso. “Porque no era algo que habíamos hecho antes, una simulación in situ. No es algo que se haga frecuentemente, pero nos dieron tiempo, y el Hospital nos proveyó de las instancias educativas para poder hacerlo”.

Y razón tiene. Dada la particular situación de Diana y Diaveline, la etapa de preparación fue concebida como un verdadero guión cinematográfico. Calculado hasta el más mínimo detalle para otorgar seguridad a las hermanas. Con puestas en escena, movimientos ensayados una y otra vez hasta alcanzar la perfección, y simulaciones de la cirugía donde se usaron muñecos como objetos de prueba.

Así, con el paso del tiempo, y las horas de práctica, los 64 profesionales reunidos en 5 equipos multidisciplinarios comenzaron a trabajar como una sola unidad.     

Desde su rol como encargado del procedimiento, el Dr. Miguel Guelfand, reconoce el trabajo de coordinación elaborado junto a la Dra. Ana María Donoso, como fundamental. “Buscábamos no depender del azar o de la suerte. Teníamos diferentes escenarios previstos, ya conversados y sabiendo que hacer en cada uno de ellos. Al final llegas con la confianza de tener todos los flancos previstos”, indica.

Planificación que rindió frutos. Algo que confirma la Dra. Ana  María Donoso. “Se hicieron las cosas que estaban programadas y obviamente hubo que tomar decisiones, pero en lo macro ya estaba todo listo, todos sabían que hacer. Y eso nos permitió ahorrar tiempo y proveer de seguridad a las niñas”.

La operación

En la mañana del 13 de octubre de este año, las queridas “Didis”, entraron a pabellón. Poco antes, Jenifer e Ivline, quienes ya se encuentran reunidos, se despiden de ellas. Hay lógica preocupación, pero confianza en el grupo de profesionales del Hospital Exequiel González Cortés.

“Lo más importante para mí, en una relación médico paciente, es la cercanía con los padres. Que ellos sepan que tienen más que un doctor, alguien que quiere ayudar a sus hijas a toda costa. Cada persona del Hospital lo único que querían era ayudar a las niñas de la mejor forma”, dice Guelfand.

A su corta edad, meses de hospitalización y angustia, las pequeñas hermanas sortearon con éxito la extensa intervención. La primera cirugía de varias, es cierto, pero tal vez la más relevante. Una que marcará una senda de recuperación que se vislumbra con medido optimismo, basado en la confianza que entrega un trabajo bien hecho.

“Ya estamos más tranquilos y la adrenalina va bajando, va decantando. Vemos que las niñas van evolucionando bien, lo que nos tiene muy felices”, asegura la Dra. Ana  María Donoso a una semana de la intervención. Agrega además, un elemento clave, tal vez no tangible, pero de indudable relevancia. “El Hospital tiene una energía y un grupo humano increíble que nos ayudó un montón. Toda la gente estuvo muy dispuesta a ayudar la verdad, estamos súper agradecidos”.

Algo que corrobora el doctor José Pablo Riquelme, delegado médico del recinto, e integrante del grupo de traumatólogos que participó de la operación. “Se dio un buen resultado porque se unió mucha gente, muchos profesionales. Y aun estando en una contingencia sanitaria, en un Hospital Público donde los recursos no sobran, igual se pudo realizar esta hazaña quirúrgica con un buen resultado”.

“Fue muy lindo, eso de llegar al mismo objetivo entre todos”, confiesa el dirigente.

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Aquella madrugada del 13 de octubre, Jenifer inicia su recorrido hacia el Hospital Exequiel González Cortés. Lo acompaña un equipo de prensa de Televisión Nacional de Chile. Ivline lo espera en el recinto asistencial.

Pocos minutos antes confiesa: “Me siento muy nervioso, porque hace mucho estaba esperando este día”. En breve, Diana y Diaveline, hermanas siamesas de poco más de 1 años de edad, entrarán a pabellón.

Interminables horas prosiguen. Son casi 16, el reloj no miente, pero parecieran ser más. El nervio no queda sólo en una declaración para la televisión. Y sí, el reloj no avanza.

Al finalizar la jornada, la pareja enfrenta nuevamente las cámaras. Aplausos rompen el silencio, primero desde el pabellón, luego en todo el Hospital.

“Es una nueva luz que llega” comenta la pareja.

Diana y Diaveline, ya están en recuperación.