El 3 de Marzo la pandemia llegó a nuestra país y con ella, comenzamos a vivir una experiencia inédita desde el punto de vista sanitario, profesional y humano. En estos meses ha quedado demostrado que nuestro subfinanciado sistema público de salud, alberga en su fuero interno un enorme caudal de compromiso, entrega y sacrificio de todas y todos los trabajadores que lo componen.
La salud pública es eficiente, costoefectiva, resiliente y con alta capacidad de respuesta ante el desastre.
Hemos vividos momentos duros, la pandemia no solo existe en nuestros centros asistenciales, sino que también se ha vivido en cada uno de nuestros hogares y núcleos familiares. Los desafíos de enfrentar una enfermedad nueva, de alta contagiosidad, incertidumbre terapéutica y un costo en vidas indeseado nos golpeó profundamente. Sentimos la cercanía y agradecimiento de la comunidad con la labor realizada por cada unos de los niveles de atención de salud. Recibimos con emoción los aplausos que dé forma espontánea llegaron. Hemos sido tanto médicos y medicas como pacientes de esta pandemia. Los aplausos nos brindaron fuerzas y consuelo al vivir la pérdida de colegas y familiares. Ninguna vida acabada se resume en una fría y extensa cifra estadística.
El cansancio y burn-out recorre cada centro asistencial de nuestro país. Las extensas jornadas de estos tiempos son confirmación de un acto vocacional que hemos consolidado ante la adversidad, el cual no ha estado sujeto a ninguna exigencia de retribución adicional.
Cuidarnos es una condición imprescindible del cuidar. También debemos entender aquí que la salud mental no es solo ausencia de enfermedad, sino también es bienestar subjetivo, es decir, la satisfacción y capacidad de desarrollo respecto de los proyectos de vida. Por tanto, el tema debe abordarse no solo médicamente, sino integralmente.
El descenso de las cifras de contagio nos ha permitido un respiro. Nuestros exigidos centros comienzan a dar el espacio postergado a todos los pacientes que tuvieron que esperar en su casa el cese de la tormenta. Pero junto con la calma transitoria de estos días, hemos vuelto a vivir el desprecio de las autoridades sanitarias por adecuar los presupuestos acorde a las necesidades actuales.
Son muchos los especialistas del sistema público que debido a la falta de planificación presupuestaria de los Servicios de Salud, ven con incertidumbre el pago de sus remuneraciones establecidas por Ley. Un amargo ejemplo es la situación histórica de los médicos en condición de Periodo Asistencial Obligatorio (PAO), que deben periódicamente tener que solicitar que se les remunere acorde a sus asignaciones establecidas por normas y acuerdos gremiales, situación que los servicios de salud conocen con años de anticipación a la llegada del especialista. Los médicos y médicas llevan años escuchando los mismos argumentos desde las autoridades sin acabar de recibir soluciones transversales y permanentes.
Creemos que ha llegado la hora de dar soluciones profundas a la estructura de las remuneraciones de la Ley Médica. La ineficiencia y desidia de las autoridades no puede atentar a la justicia e igualdad de derechos de los médicos y médicas de Chile.
Por todo lo anterior resulta inentendible, sin sentido de realidad sanitaria y carente de empatía hacia el equipo médico el actual lineamiento de las autoridades de los Servicios de Salud y la autoridad sanitaria.
Este momento histórico debe ser una oportunidad para construir los cimientos profundos y duraderos de un nuevo sistema de salud, de una organización moderna, eficiente y de calidad de las relaciones laborales y de planificación orgánica, que consolide la pertenencia de cada uno de nosotros con nuestros centros de salud, como ha quedado demostrado en esta Pandemia.
De la ciudadanía recibimos con honor sus aplausos, de las autoridades esperamos respeto por las asignaciones y justicia remunerativa. Aplausos de la ciudadanía Sí, desprecio de las autoridades NO.
Dr. Iván Mendoza – Secretario General CRS
Dra. Florencia del Rio – Capitular H. Sotero del Rio
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