
La generación de 1977 de egresados de Medicina de la Universidad de Chile celebró su esperada graduación con una emotiva ceremonia, que marcó el cierre de un ciclo significativo en sus vidas. Este evento, cargado de emociones y recuerdos, se llevó a cabo con el propósito de conmemorar un logro que, debido a circunstancias históricas, marcadas por la dictadura, no había podido celebrarse.
La ceremonia fue un momento de reflexión y unidad, donde los antiguos compañeros y compañeras de estudio se reunieron para celebrar no solo su graduación, sino también los años de esfuerzo, dedicación y amistad que los unieron durante su formación profesional.
En el encuentro, nuestra presidenta, Dra. Francisca Crispi, dirigió unas palabras a los y las presentes.» Es un honor para mi estar aquí en este acto de reconocimiento y memoria. Como presidenta del Colegio Médico de Santiago, pero sobre todo como colega, quiero expresar mi admiración y profundo respeto por cada uno de ustedes. Después de casi 5 décadas nos reunimos para cerrar un ciclo que quedó inconcluso. La historia de su promoción está marcada por tiempos difíciles. Tiempos en los que su esfuerzo y dedicación no recibieron el reconocimiento que merecían».
El Dr. Policarpo Rebolledo, quien colaboró con las gestiones para poder realizar la ceremonia, cuenta sobre la actividad: “Fue muy emotiva y emocionante. Con la Dra. Daie decidimos organizar algo más importante para nosotros. Recopilamos fotos. Hicimos un acto con música y recuerdos fotográficos. Fue muy emocionante e impactante porque las viudas de los compañeros fallecidos asistieron. También, vinieron dos compañeros del extranjero. Se prepararon para venir a este evento”.
Además, agregó: “Nosotros quedamos muy contentos con la ceremonia, porque cerramos un ciclo que no pudo cerrarse cuando correspondía”.
La Dra. Verónica Daie, parte también de la organización, se refirió al propósito de la ceremonia: “Sentimos que nos faltó, en su momento, un reconocimiento de la universidad y hacer el juramento hipocrático que no lo hicimos nunca. Era como un vacío que teníamos en la vida, dadas las circunstancias en las que nos recibimos”.
Asimismo, aseguró: “Realmente, pocas veces me he sentido tan emocionada, acogida por mi grupo, y por lo que significó la universidad para nosotros. Marcó un sentido de pertenencia. Fue algo romántico y necesario. Era importante cerrar un ciclo”.
La Dra. María Cecilia Cendoya, capitular del Colegio Médico de Santiago (Médicos y Médicas Mayores), y parte de le generación de 1977, comentó sobre la ceremonia: “Mis compañeros pelearon para que se nos entregara el título. Algunos ya se han ido, la mayoría estamos jubilados, pero seguimos peleando hasta que la Universidad de Chile aceptó”.
También, añadió: “Fue muy emotivo. Una ceremonia muy linda. Mi hijo tocó el piano y la hija de una compañera tocó el cello. Pudimos cerrar un ciclo”.