Como Consejo Regional Santiago, rechazamos los términos livianos e inapropiados utilizados por el Presidente de la República para referirse al trabajo de los profesionales y técnicos que conforman el equipo de Salud de Atención Primaria. Sin embargo, más allá de lo que pudiera considerarse un exabrupto de la autoridad producto de una mala asesoría, lo realmente preocupante es que desde la cuenta presidencial del 1 de junio, se viene configurando un escenario donde la labor de la APS se pone al centro del debate público, sin abordarla con la seriedad y responsabilidad que merece, reflejando un grado de desconocimiento profundo de lo que significa este nivel de atención.
Es por esta razón que creemos importante entrar a esa discusión, con una mayor altura de miras. La Estrategia de APS es definida como “la atención permanente brindada en el primer punto de contacto, orientada a la persona, que satisface las necesidades de salud de cada persona. Refiere solamente aquellos casos demasiado poco comunes como para mantener el nivel de resolución, y coordina la atención cuando las personas reciben servicios en otros niveles de atención” . Según la evidencia comparada, aquellos países que cuentan con una APS fuerte demuestran: mejores resultados en Salud, menores costos y una mayor equidad en salud.
El trabajo médico del nivel primario de atención en el país, realiza más del 66% de las consultas médicas del Sistema Público de Salud, correspondiente a más de 27 millones de consultas anuales. La evidencia con la que cuenta el propio Minsal indica que la tasa global de controles, consultas y atenciones de urgencia en APS ha ido en aumento en los últimos años, especialmente desde 2014 a 2016. Por otro lado, el porcentaje de derivación de APS a especialidades como porcentaje del global de atenciones médica se ha ido reduciendo sistemáticamente desde 2011, siendo más notoria la baja en los últimos dos años (de 5,5 a 5%). ¿Qué nos dicen estas cifras? Que no solo la APS ha aumentado su capacidad de atención, sino también su resolutividad, disminuyendo la presión sobre las especialidades en los hospitales.
Estos avances se han sostenido en el aumento del per cápita, de la inversión en infraestructura y, sobre todo, en el fortalecimiento de los equipos de Salud, liderados por médicos generales, residentes y especialistas de medicina familiar.
Solo desde ese reconocimiento del aporte de este nivel de atención, podemos abrir un diálogo franco sobre sus deficiencias, donde es la autoridad política la primera que debe realizar la autocrítica y hacerse cargo que el modelo de APS nunca ha ocupado el lugar central que prometió la Reforma de Salud, 13 años atrás. En esa oportunidad, se planteó dar un impulso inédito a la APS y conseguir la cobertura necesaria para solucionar el mayor número de problemas en la consulta médica junto a la implementación de programas de promoción, prevención y rehabilitación de la salud comunitaria.
Sin embargo, en la práctica, existen problemas no abordados que amenazan el éxito de este proceso. Un ejemplo relevante es la ausencia de una Política Nacional de Desarrollo Integral del recurso humano en salud, lo que produce que en la actualidad persista un significativo déficit de horas médicas en el Sistema Público de Salud. Otro es la insuficiente disponibilidad de recursos para infraestructura y equipamiento, lo que impide contar con los métodos diagnósticos y terapéuticos necesarios para derivar oportunamente lo que corresponda e influir en la incidencia de patologías a través de métodos eficaces de prevención.
La APS requiere una propuesta seria, integral y financiada, alejada de visiones prejuiciadas y de las medidas “parche”. Una verdadera política de Estado. Por eso, no resulta aceptable que a la falta de prolijidad con la que abordó el tema el Presidente Piñera, en la misma semana, se sume el ministro de Hacienda anunciando un recorte presupuestario en Salud para este año que también impactará la Atención Primaria. Simplemente no resulta coherente.
El Consejo Regional Santiago del Colegio Médico hace un llamado al Gobierno a superar estas contradicciones y a abrir un diálogo público profundo, para poner la Atención Primaria como prioridad, mejorando su equidad, eficiencia y satisfacción ciudadana, en la misma línea de las propuestas generadas en países que se caracterizan por contar con una Red pública e integrada de Servicios de Salud con énfasis en una APS robusta, avanzando en un Plan estratégico que garantice la inversión de recursos necesarios, así como la atracción y permanencia de sus recursos humanos.
Consejo Regional Santiago
Colegio Médico de Chile A.G.