La Pandemia de COVID – 19 que afecta al mundo desde diciembre de 2019 y que ha dejado a la fecha más de 25 millones de personas contagiadas y alrededor de 730 mil muertes en 188 países, representan una crisis sin precedentes para la humanidad entera. (1) A seis meses desde que la Organización Mundial de la Salud decretara el estado de Pandemia Global, aun no se encuentra una cura definitiva, por lo que los brotes seguirán ocurriendo en todo el mundo, siendo fundamental seguir testeando, aislando y trazando; esta última, es probablemente la mejor estrategia que podemos adoptar.
La Pandemia de COVID-19, así como todas las crisis que el mundo ha enfrentado en la historia, ha forzado un desarrollo acelerado, horizontal y sistemático a nivel político, sanitario, educación, social, entre otros aspectos, en la búsqueda incesante de la adaptación necesaria, para minimizar el impacto y los efectos colaterales de la crisis.
La Industria de la Educación Superior no ha estado exenta a estos cambios y ha debido llevar adelante una revolución tecnológica que permitiera digitalizar la presencialidad a través del uso de nuevas plataformas como zoom, teams, moodle, entre otras. Claramente, la digitalización supone un espacio de enseñanza similar al de modelos de educación a distancia, a partir de las cuales las Universidades tienen bastante experiencia, sobre todo en la formación de postgrado; sin embargo, la principal interrogante radica en la formación de profesionales sanitarios, tanto médicos como no médicos, respecto de la formación disciplinar a través de horas prácticas, horas de simulación clínica, laboratorios de especialidad, entre otras.
En el contexto sanitario, la implementación acelerada y no planificada de la teleconsulta, la tele-rehabilitación, la telemedicina, suponen un espacio de cambio rotundo al modelo de atención en salud (2), tanto a nivel público como privado, permitiendo cubrir una demanda creciente de necesidades médicas, reduciendo el riesgo de exposición a contagio de pacientes que requieren una atención de baja complejidad, controles y seguimiento, sin descuidar la calidad. Todas estas estrategias, deberán ser sistematizadas en coherencia con la identificación de debilidades, aspectos críticos y potenciales mejoras; todo, con el objeto de que los Servicios de Salud, puedan valerse de estas herramientas, que han dado un excelente resultado durante la crisis. (3)
Necesitaremos tiempo para que todas estas estrategias sean sistematizadas y puedan ser trasladadas como un elemento de cambio a la formación médica y sanitaria de pregrado y postgrado. El status quo de la educación médica de grado o posgrado se ha puesto en cuestionamiento, lo que muy probablemente se traducirá en mejoras en la formación de las nuevas generaciones, bajo la premisa de “mejorar la experiencia clínica” de los estudiantes y brindar multiples nuevas estrategias virtuales y presenciales para asegurar el desarrollo de las denominadas competencias clínicas complejas, habilidades para el diagnóstico hipotético deductivo y razonamiento clínico avanzado. (4) Las nuevas generaciones de médicos y profesionales sanitarios serán testigos de un aprendizaje profesional holístico, con un fuerte componente tecnológico al alcance, que permita dejar atrás los entornos virtuales rudimentarios que hoy por hoy supone su formación. (5)
Este cambio global, traerá como consecuencia una Medicina más humanizada, con un alto componente solidario y los médicos especialistas tendrán necesariamente que enfrentar problemas más allá de sus especialidades, con la suerte de mejorar los programas de formación de especialistas. Todos nos hemos dado cuenta que en estos momentos de desastre, tenemos herramientas para hacer más, por la redefinición de roles en el personal sanitario.
Quisiera concluir esta columna citando la siguiente frase en el contexto del desconfinamiento gradual:
‘Las decisiones que las personas y los gobiernos tomen en las próximas semanas, probablemente conformarán un mundo diferente en los próximos años’
Yuval Noah Harari.
Dr. Jorge Rodríguez Díaz
Decano Facultad de Ciencias Médicas
Universidad Bernardo O´Higgins
Vicepresidente Regional Santiago, Colegio Médico de Chile
Referencias
El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor(a), y no refleja necesariamente acuerdos tomados por la Mesa Directiva o el Consejo Regional, ni postura oficial del Colegio Médico de Santiago.
