El biólogo deja una inigualable trayectoria reconocida a nivel internacional gracias al libro “De máquinas y seres vivos”, texto en el que definió el concepto de autopoiesis, junto a su colaborador Francisco Varela.
Biólogo, filósofo y escritor, un hombre que dedicó su vida a la ciencia. El Colegio Médico de Santiago lamenta la partida, a los 92 años de edad, de Humberto Maturana, uno de los pensadores chilenos más importantes de las últimas décadas.
Autor de decenas de publicaciones y con cerca de 20 libros editados, deja un legado para muchos inigualable y que llamó la atención de las principales sociedades científicas del mundo gracias a sus postulados. Sentando las bases, por ejemplo, de la llamada “biología del conocer”, disciplina que explica el operar de los seres vivos en sistemas cerrados y determinados por su estructura.
Sin embargo, uno de los puntos más altos de su carrera llegó en 1972, cuando junto a su exalumno y colaborador, Francisco Varela, definió el concepto de autopoiesis en el libro “De máquinas y seres vivos”, que habla de cómo los sistemas vivos reproducen los componentes que los constituyen.
Desde el Colegio Médico de Santiago, su presidenta Dra. Francisca Crispi, junto con entregar las condolencias en nombre de la institución, valoró el legado de Humberto Maturana. “Lamentamos su fallecimiento. Fue un destacado profesor titular de la Universidad de Chile, biólogo, filósofo y Premio Nacional de Ciencias. Sin duda su aporte va a seguir permeando por generaciones y esperamos que nos ayude a poder lograr una medicina más humana e integral”
En tanto el Dr. Yuri Carvajal, editor de la revista Cuadernos Médicos Sociales, analizó la importancia de su trabajo: “Tengo la confianza y fe que él va a ser reconocido como alguien que anticipó el Chile por venir. Yo creo que en ese Chile y en ese mundo los valores que profesó serán cruciales. No estoy diciendo que será un mundo de Maturana, yo no comparto muchas de sus ideas, pero sí los valores del afecto, la preocupación por la tierra, la biología, el saber científico y la importancia del lenguaje”.
Su larga trayectoria comenzó muy joven, cuando en 1950 ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile donde posteriormente trabajó como académico en su cuerpo docente. En 1958 se trasladó a Boston, para realizar un Doctorado en Biología en la prestigiosa Universidad de Harvard.
Carrera que décadas más tarde le hizo merecedor del Premio Nacional de Ciencias en el año 1994, gracias a sus estudios sobre la percepción visual en vertebrados y por sus planteamientos en el campo de la teoría del conocimiento.
